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Sonrisas cómplices y una canción de jazz para el merecido final de Homeland

  • Gabriela Ortiz de Guinea
  • 11 jun 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 29 jun 2020

El pasado 26 de abril, el canal de cable Showtime emitió el último capítulo de la serie Homeland. Luego de 8 temporadas y 96 episodios, el thriller político que se había animado a hablar de terrorismo en Estados Unidos, allá por el 2011, llegó a su fin.



Producida por Fox 21, Homeland fue una de las primeras series mainstream de la nueva edad de oro de la televisión y considerada por muchos como uno de los mejores dramas de los últimos años. Es que sus creadores Howard Gordon, Chip Johannessen y Alex Gansa nunca dudaron en romper los convencionalismos del mundo audiovisual, cuestionando las agencias de espionaje de Estados Unidos, sus prácticas militares y sus verdaderas intenciones. Eso, sin dudas, captó la atención de muchos desde el día de su estreno.


En su primera temporada, Homeland presenta a Carrie Mathison (Claire Danes), una agente de la CIA especializada en combatir el terrorismo yihadista pero condicionada por su trastorno bipolar. Mientras Carrie se encontraba en Irak, el ex miembro de la marina Nicholas Brody (Damian Lewis) es recatado luego de ser prisionero de Al-Qaeda durante 8 años. Carrie parece ser la única que desconfía de Brody y, a pesar de las órdenes de su jefe, comienza a investigarlo. Pronto, la relación de Carrie y Brody se vuelve más íntima y complicada, al igual que los conflictos políticos que los rodean.


La repercusión que tuvo esta nueva serie fue altamente positiva. No solo contó con el apoyo del público que hizo que Homeland se convirtiera en uno de los dramas con mayor audiencia de Showtime, sino que también fue galardonada en múltiples oportunidades. A lo largo de sus temporadas, este thriller político recibió 172 nominaciones ganando 55 de ellas, entre Golden Globes, Premios Emmy y SAG Awards, entre otros.


Pero a pesar de sus dos primeras temporadas de excelencia, la tercera entrega de la serie tuvo una caída cualitativa notable lo que hizo que muchos televidentes abandonaran el programa. Los más fieles le dieron una nueva oportunidad en su cuarta entrega y Homeland no los defraudó. Aquí, la historia deja a Estados Unidos y se traslada a Medio Oriente, donde Carrie debe hacerse cargo de un grupo de operaciones que realiza ataque de drones. En esta instancia el show ya había perdido a su coprotagonista Damian Lewis, lugar que fue destacadamente ocupado por Rupert Friend. Friend encarnaba el personaje de Peter Quinn, uno de los antihéroes más queribles de esta ficción.


La quinta temporada cambió nuevamente de rumbo y fue grabada en su totalidad en Alemania. Esta vez la decisión no fue tomada por cuestiones narrativas, sino por la polémica que se había desatado en algunos sectores de Medio Oriente. Esto se debió a que Homeland siempre fue una serie contemporánea, casi una representación de la actualidad política mundial. La violencia que caracterizó esta quinta entrega estuvo en concordancia con los ataques terroristas sufridos en Europa durante esos años.


Para la sexta temporada Carrie Mathison volvió a suelo americano. La realidad política estadounidense tenía en la escena a Donald Trump y Hillary Clinton en la carrera electoral por la presidencia del país. Los productores intentaron hacer de Homeland lo más verosímil posible y dejaron a Carrie como asesora de la primera mujer ocupando la Casa Blanca como presidenta. Lo que nunca se imaginaron es que fuera de la ficción quién ganaría las elecciones sería Trump.


Ya sin Rupert Friend en escena, la amenaza cambia en la anteúltima temporada de este drama. Por un lado, el rol de los medios de comunicación y su influencia en la sociedad, y por otro lado un viejo enemigo, los rusos. La séptima temporada dejó una de las tramas de mayor acción de la serie y haciendo homenaje al clásico género de espionaje, Carrie terminó en cautiverio.



Dos años después del último capítulo de la séptima temporada llegó el momento tan esperado, conocer que fue de Carrie y que secuelas tuvieron los meses que vivió como prisionera de los rusos. A pasar de volver a los orígenes de la serie, donde primaban los conflictos entre Estados Unidos, Paquistán y Afganistán, en la octava y última temporada de Homeland quien está bajo sospecha es la misma protagonista, la querida e inestable Carrie.


La octava temporada comienza cuando Saul Berenson (Mandy Patinkin) recluta una vez más a Carrie para facilitar las negociaciones con G’ulom, vicepresidente de Afganistán. Pero Carrie no había logrado recuperarse aún de las consecuencias psicológicas de su cautiverio, por lo que todas sus decisiones son cuestionadas. Lo que es peor, ella no logra confiar en si misma porque no tiene recuerdo de 180 días en los que pudo haber revelado información a sus torturadores.


Esta última entrega pone en evidencia algo que ya sabíamos, pero necesitábamos recordar: Homeland no es solo un gran drama político, sino un también una serie que se sustenta en sus personajes y sus relaciones. A pesar de los vínculos amorosos de Carrie, la relación más importante de la serie es su amistad con Saul. La gran pregunta de esta última temporada es: ¿todo vale en pos de la seguridad nacional? Aquí, Carrie se enfrenta a una de las decisiones más difíciles: ¿Es ella capaz de traicionar y acabar con la vida de su único vínculo real con tal de evitar una guerra? Solo en el capítulo final el espectador podrá conocer esa respuesta.


Los personajes en la serie se vuelven memorables por la impecable interpretación de sus actores. ¿Quién no va a recordar a Claire Danes y sus mil caras para interpretar a una Carrie Mathison bipolar y siempre al borde del colapso? ¿O cómo vamos a olvidar a Mandy Patinkin y su, siempre correcto, agente de la CIA que trata de solucionar todos los conflictos que dejan a su país en vilo? Pero también, a lo largo del show el guion nunca dejó que sus personajes se vuelvan monótonos, sino que los hizo evolucionar manteniéndose fiel a sus principios. Carrie nunca iba a ser la madre que su familia espera, y Saul Berenson nunca podría ser un esposo o hermano presente. La seguridad nacional estaba en la cúspide de sus prioridades y eso no es algo que podían cambiar.


El programa tuvo el final que merecía. Tal vez algunos aspectos relacionados con la vida amorosa de Carrie podrían haberse dejado de lado, pero al fin de cuentas el exquisito personaje de Claire Danes tuvo un desenlace acorde a las circunstancias. Homeland siempre fue una serie que, a pesar de algunos tropezones, mantuvo una buena calidad argumental. Es por eso que un ritmo frenético, sonrisas cómplices a la distancia y una canción de jazz de fondo dieron cierre a un gran show. Una de las series que les abrió camino a tantas a principio de la última década, pero que se mantuvo en pie como pocas.



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