Killing Eve: Todo o nada, el desafío a los límites de una obsesión
- Natalia Intili
- 16 jul 2020
- 4 Min. de lectura
La coproducción británica y estadounidense de la BBC America estrenó su tercera temporada a principios de abril. La serie está protagonizada por Sandra Oh y Jodie Comer, rostros conocidos por ser parte de otras producciones populares como Greys Anatomy (2005) y My Mad Fat diary (2013). La creadora del show es Phoebe Waller-Bridge, quien viene ganando mucho reconocimiento de los medios y de sus colegas principalmente por su excelente serie Fleabag, la cual escribe, dirige y protagoniza. La participación de estas tres mujeres ya es razón suficiente como para darle una oportunidad a Killing Eve.

La historia, basada en la novela Codename Villanelle de Luke Jennings, trata sobre la relación obsesiva entre una agente de la MI6, Eve Polastri (Sandra Oh), y una asesina profesional, Villanelle (Jodie Comer). Eve forma parte de un grupo encargado de investigar una serie de asesinatos. Gracias a su percepción particular introduce la idea de que éstos fueron realizados por una mujer y es así como descubre a quien luego conoceremos con el nombre de Villanelle. Ella es una psicópata incapaz de sentir empatía pero muy hábil para fingir e introducirse en cualquier rol o situación con total naturalidad. Su pasado turbulento la llevó a encontrar un hogar y un estilo de vida que se adecue a sus exigencias, así como a su personalidad, trabajando como asesina para una organización clandestina llamada “Los Doce”.
A partir del momento en que Eve y Villanelle toman conciencia la una de la otra comienza progresivamente un juego peligroso de persecución. Las dos mujeres se ven dominadas por una fuerte atracción a pesar de encontrarse en los extremos opuestos de la ley y la moralidad. Su vínculo trasciende lo sexual, entre ellas se construye una identificación a modo de espejo. Eve reconoce en Villanelle sus impulsos más oscuros y destructivos. A su vez, Villanelle reconoce en Eve su capacidad de amar esa oscuridad. Lo más interesante, la razón por la cual la serie resulta atrapante, es ver cómo va creciendo su magnetismo hasta convertirse rápidamente en una obsesión. La serie nos hace testigos del modo en que ambas van cediendo sus propios límites para acercarse hacia la otra y de todas las consecuencias que se generan gracias a esto.

Entrando puntualmente en esta nueva temporada nos encontramos con las protagonistas distanciadas entre sí y de sus respectivos trabajos. Cada una, por su lado, está tratando de recomponer su vida luego del enfrentamiento con el que termina la segunda temporada. Villanelle se involucra en una nueva relación amorosa para olvidarse de Eve pero se la ve aburrida y desmotivada. Cuando una vieja conocida se presenta para reclutarla nuevamente como asesina en nombre de la misma organización, Villanelle acepta pero demanda ciertas condiciones para contar con más libertad. Por su lado, Eve se encuentra sumergida en la rutina monótona de un trabajo más normal como cocinera en un restaurante coreano. Al mismo tiempo la vemos procesando las cosas que hizo y transitando el duelo por todo lo que perdió gracias a su obsesión por Villanelle. Sin embargo, no logra mantenerse distanciada del caos por mucho tiempo. Rápidamente se ve involucrada en la investigación no oficial del sospechoso suicidio de un ex-colega.
Dadas las circunstancias, esperar el momento en que Eve y Villanelle se reencuentren es solo cuestión de unos capítulos. Los sucesos de esta temporada nos conducen hacia un final en el que las protagonistas se reeplantean su identidad y sus trabajos. Eve y Villanelle llegan al momento en que deben resolver si quieren entregarse a su atracción o seguir por caminos separados, si es que son capaces. En ese punto cierra la historia por ahora, enfrentandolas con la decisión que va a definir su futuro determinantemente en una última escena bastante directa y representativa de la elección que deben tomar: es todo o nada.

El hecho de que la dinámica de la relación entre las protagonistas sea el eje central de la serie genera que, en última instancia, no importe realmente quién es el culpable, dónde está la conspiración, quién muere, quién vive y porqué. Quizás es por eso que resulta tan fácil descuidar ciertos aspectos de la trama optando por resoluciones simplistas y poco verosímiles en pos de avanzar con el vínculo de las protagonistas. En comparación con la primera temporada, esta nueva entrega perdió una gran cuota de emoción y atenta, a su pesar, con el ritmo vertiginoso e impredecible que la llevó a destacarse en sus inicios. Teniendo en cuenta esto, no es un dato menor el hecho de que la serie reemplace a sus guionistas temporada tras temporada. Tal vez, lo que se pierde en el traspaso de manos no logra contrarrestar las nuevos caminos propuestos y se desdibuja el tono original de la serie convirtiéndose en un producto menor. Si bien Eve y Villanelle siguen siendo cautivadoras y la historia continúa dándonos razones para que nos involucremos en su arco argumental, todo el resto no se sostiene al mismo nivel y eso hace que nos encontremos con algunas desilusiones.
Pero lo que nunca parece desilusionar en Killing Eve es el enorme talento de Jodie Comer para dar vida a Villanelle. Cada vez que aparece en pantalla es un acierto: todos sus gestos, sus tiempos para decir cada frase, la entonación de las palabras, su acento tan particular y cada caracterización son dignas de ser vistas más de una vez. Tiene la capacidad de cambiar de registro de un instante al otro de manera sumamente creíble solidificando la psicosis de su personaje; puede pasar de jugar y correr como una niña, a ahorcar a una viejecita adorable sin ningún tipo de remordimiento. Su interpretación es capaz de convertir a una asesina profesional psicópata en un personaje entrañable. Sandra Oh no se queda atrás, aporta los matices necesarios para que Eve cobre dimensión y el espectador pueda empatizar con sus dilemas internos. Ambas actrices fueron nominadas en diversas ocasiones y ganaron varios premios, como el Golden Globe y el Emmy, entre otros. Sin lugar a dudas es su extraordinario trabajo lo que da vida al show y amerita su continuidad.
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