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How to sell drugs online (fast): adolescencia, drogas y virtualidad

  • Gabriela Ortiz de Guinea
  • 17 nov 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 17 nov 2020


Si algo se le debe reconocer a las plataformas de contenido on demand, como Netflix, es la oportunidad que le brindó a los espectadores de descubrir producciones internacionales alejadas de Estados Unidos. Un ejemplo de esto es How to Sell Drugs Online (fast), serie alemana creada por Philipp Kässbohrer y Matthias Murmann e inspirada en una historia real.



Lanzada en mayo de 2019, la serie alemana How to Sell Drugs Online (fast) comienza como la mayoría de las comedias dramáticas de adolescentes: con el primer amor y un corazón roto. Moritz (Maximilian Mundt) es dejado repentinamente por su novia de la infancia luego de que ella volviera de un viaje por Estados Unidos. Pensando solamente en reconquistar a Lisa (Anna Lena Klenke), este joven decide comenzar a vender éxtasis creyendo que así volvería a atraer el interés de su ex novia. Junto a su amigo Lenny (Danilo Kamperidis), montan el mejor servicio de venta de drogas online de la región y los problemas no tardan en aparecer. En 2020 su segunda temporada vio la luz y continuó la historia del negocio ilegal de Moritz que ahora va en alza y factura millones de euros.


Esta historia puede despertar el recuerdo de producciones como Breaking Bad, pero en un universo donde los protagonistas no solo se enfrentan a los peligros reales que conlleva el mundo de la venta de éxtasis, sino que también deben lidiar con los problemas de cualquier adolescente, como aprobar las materias del secundario. Sin perder la comicidad y las disparatas reacciones en cada situación extrema a la que se enfrentan los personajes, en HTSDO también hay lugar para el drama: Moritz es abandonado por su madre, Lisa afronta la conflictiva separación de sus padres, y Lenny convive con el terrible hecho de que su vida puede terminar en pocos años a causa de su enfermedad. Pero a diferencia de series como Euphoria, HTSDO aborda estos temas de manera ingeniosa, entretenida y por sobre todo, muy millennial.


HTSDO deja claro que el conocimiento es poder. En palabras de Moritz: “Nerd hoy, jefe mañana”. Aquí, dos amigos que son estigmatizados y tratados como tontos explican cómo funcionan las cosas, e interpelan directamente al espectador adulto desarrollando conceptos como el cifrado de mensajes, qué es la dark web, o la criptografía; es decir, conceptos del mundo virtual donde se desenvuelven los más jóvenes. Y lo más destacable de esto son los recursos que se usan para hacerlo: una narración tecnológica, códigos de programación y conversaciones de WhatsApp desplegadas en la pantalla. De esta forma, los creadores de la serie reflejan una generación que vive a través de las redes sociales, los emojis y los videos juegos, por eso mucho de la historia termina siendo contada por medio de esos mensajes de texto.



Y como HTSDO se vuelve un reflejo de la realidad rápida a la que se enfrentan los adolescentes, su estilo narrativo no podía seguir manteniéndose dentro de los parámetros convencionales: otro gran acierto de la serie. Desde el primer capítulo vemos que este relato es parte de un documental que está realizando el mismísimo Netflix sobre el protagonista y su empresa de venta de éxtasis. Con una narración vertiginosa, la voz en off de Moritz nos cuenta desde su punto de vista la historia que transcurrió en 2015, incluso realizando cambios en la misma que a veces son aclarados por las intervenciones de Lisa y Lenny. Y, como si fuera poco, se le suma el personaje mirando a cámara, rompiendo la cuarta pared y hablándole directamente al espectador. Así, HTSDO juega con su propio medio, el formato documental y la plataforma que lo alberga.


Sumado a esta atractiva narración y montaje, HTSDO puede desatar un debate interesante: los productos artísticos siempre deben dejar mensajes con alguna moraleja? Sin dudas esta serie no es un producto moralista; muestra lo que sucede en la realidad sin bajadas de líneas. El tema “drogas y adolescentes” es presentado como algo habitual que sucede en la mayoría de la vida de los jóvenes por más peligroso que sea. La posición que adopta frente a esto es correrse del lugar del prejuicio y la enseñanza. Un ejemplo claro es cuando en la primera temporada uno de los personajes tiene una sobredosis por consumir de forma desmedida el producto que vende Moritz, pero dentro de la historia este hecho es algo en lo que no se profundiza y es superado rápidamente, sin ningún aprendizaje.


Sin embargo, HTSDO sí analiza y reflexiona sobre un estímulo externo al que se enfrentan los adolescentes todos los días, y cómo este los afecta. Es que la serie no solo tematiza las drogas, sino también la virtualidad. Una generación que tiene el mundo a un click de distancia, que pueden ser quienes quieran, decir lo que quieran y mostrar/vender/comprar lo que quieran. HTSDO entiende el modo en que internet interfiere en la vida de los jóvenes, y como construyen su identidad a través de las redes, dejando en evidencia la necesidad del refuerzo positivo de los “likes” por no encontrarlo en su vida cotidiana.


How To Sell Drugs Online (fast) toma una fórmula conocida de adolescentes y la transforma en un show moderno que refleja una generación de forma inteligente y divertida. Sus creadores entendieron que la sociedad actual de la multipantalla y la atención efímera merece un producto audiovisual igual de rápido y dinámico; y lo lograron replicando esta contemporaneidad en la técnica y la narración: una edición vertiginosa, relatos cortos y una increíble banda sonora. A pesar de no ser una serie con el potencial para convertirse en una obra transcendental de la cultura, su segunda temporada logra mantener la narrativa y el ritmo eufórico, y lo más importante, reafirmar que las buenas producciones no siempre tienen que salir de Hollywood y que se puede encontrar el balance justo entre drama, comedia y realismo.




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