Dark: entre la física y la filosofía
- Gabriela Ortiz de Guinea
- 9 jul 2020
- 6 Min. de lectura
Luego de tres temporadas, la última sensación de Netflix llegó a su fin. Entre crímenes, desapariciones, viajes en el tiempo, vínculos amorosos y dilemas familiares, Dark conectó la física y la filosofía y se posicionó como una de las series más esperadas del 2020. (EL TEXTO CONTIENE SPOILERS)
En diciembre de 2017 la ciencia ficción, la filosofía y la física se unieron para dar forma a una nueva serie compleja y atrapante. Dark, creación de Baran bo Odar y Jantje Friese, se convirtió en la primera serie original de Netflix en alemán y se volvió un suceso. Al momento de su estreno se la presentó como la “Stranger things alemana”; lejos estaba de eso. De hecho, solo compartía con ella la estética de algunas escenas ambientadas en los ochentas, pero Dark era mucho más oscura y con un argumento completamente distinto.
“El encuentro provocaría una paradoja temporal, lo que produciría una reacción en cadena que seguramente desarticularía el continuo espacio-tiempo y destruiría todo el universo”. Las palabras del Dr. Emmett Brown en Volver al futuro resuenan en cada capítulo de este hallazgo alemán para los amantes del género o los simples conocedores del cine de los ochenta. Es que de eso se trata Dark: viajes en el tiempo que conectan a cuatro familias (Tiedemman, Doppler, Nielsen y Khanwals) a lo largo de tres generaciones. Pero sin una gota de la comicidad de Volver al futuro, la serie explora las implicaciones existenciales del tiempo y sus efectos sobre la naturaleza humana.
Desde la primera temporada, el gran atractivo de Dark radicó en su compleja estructura narrativa. Los viajes en el tiempo y la corta duración de las escenas, sumado a la gran cantidad de personajes, le pedían al espectador que tomase un rol activo y pusiera toda su atención en la historia. La segunda temporada, exitosa entre el público y la crítica, dejó un cliffhanger inesperado que aumentó la ansiedad entre los fanáticos de la serie por ver cómo continuaría esta ficción.
En junio de 2020 se estrenó la tercera entrega de la serie y, como era de esperar, siguió ofreciendo desconcierto, secretos, giros y diálogos confusos. Aquí, Martha Nielsen comienza a tener un rol protagónico, que antes solo era ocupado por Jonas Khanwals. Sus yo del futuro, Adam y Eva, manipulan constantemente al resto de los personajes para alterar el orden de los acontecimientos, y generar o evitar el apocalipsis según sus deseos. Pero parece no haber salida para la destrucción total, por eso la búsqueda del origen de la misma se vuelve el leitmotiv de lo que queda de la serie. Sin embargo, por más que estos personajes traten de modificar el catastrófico desenlace, en la tercer temporada queda claro que el tiempo es circular en Dark y todo se repite al infinito.
A lo largo de las tres temporadas, pero en especial en la última, Dark genera la sensación de que se muestra todo una y otra vez. Y es que así sucede; cada acontecimiento es mostrado de nuevo pero desde distintas perspectivas. Esto se debe a que en Dark la ciencia está al servicio de la ficción. Aquí, las teorías de la física son manipuladas para dar sentido a lo que se plantea en la historia. Es esperable, entonces, que en uno de los capítulos finales se cite explícitamente la incidencia del trabajo de Einstein y Rosen en el personaje que genera los viajes en el tiempo, el relojero Tannhaus.
Los descubrimientos de la física no solo ayudaron a entender el mundo sino que también cambiaron la ciencia ficción. Todo lo que en la mecánica cuántica queda en ecuaciones, la ciencia ficción lo hace realidad. Dark toma los principios de la relatividad y los exprime en pos del argumento: cada personaje que viaja en el tiempo completa la historia, la continúa, no la modifica aunque crea que lo está haciendo. Esto hace que en la serie no se produzcan violaciones a las leyes de la física, ya que cada personaje y sus acciones se vuelven (sin saberlo) una pieza más en el transcurso de ese futuro que quieren cambiar.
A pesar de esto, la serie no es científicamente exacta (y tampoco debería serlo). Durante el desarrollo de la tercera temporada los guionistas tienen en cuenta la “teoría de cuerdas” para explicar que el tiempo es cíclico. Este tipo de curvas de espacio-tiempo cerradas se plantean como un evento en el que no sucede una paradoja, como se creía en las primeras temporadas, sino un ciclo que debe cerrarse con ese mismo hecho. Así, aunque se quiera cortar con esa línea eso nunca será posible, por lo menos en estos mundos.
Pero Dark no solo utiliza la física, sino también la filosofía y se vuelve una constante referencia a pensadores alemanes que trascendieron en la historia. El tiempo, la vida, la verdad, el conocimiento, el futuro, son algunos de los temas recurrentes de la serie. Cada temporada comienza con una frase que describe la idea central de los episodios. “La distinción entre presente, pasado y futuro es solo una ilusión obstinadamente persistente”, la frase de Einstein usada al comienzo de la primera temporada ejemplifica el anhelo humano por corregir los errores del pasado, y la obsesión que eso genera en algunos personajes de la serie.
La segunda temporada inicia con la frase de Nietzsche: “Si miras mucho tiempo dentro del abismo. El abismo también mira dentro de ti” y una de Schopenhauer en la tercera: “Un hombre puede hacer lo que quiere. Pero no puede querer lo que quiere”. Ambas citas se vuelven perfectas para describir el desarrollo de la trama en la que la idea del tiempo cíclico y la existencia de otros mundos toman el protagonismo. Pero la mayor influencia para el desarrollo del relato se encuentra en dos conocidos filósofos alemanes: Hegel y Nietzsche.
Hegel afirma que los procesos históricos tienen sus cursos autónomos, es decir que todo pasa por algo y sigue su curso histórico, y los humanos son simplemente un vehículo para ello. Esto sucede en la tercera entrega de Dark: Jonas y Martha luchan por cambiar el curso de la historia que ya tiene un fin anunciado, el apocalipsis. A pesar de sus innumerables intentos no logran modificar el destino porque el futuro no está en sus manos. Los viajes en el tiempo no logran cambiar la historia, los sucesos ocurren igual porque no está en el poder de las personas cambiarlo, y solo hay un personaje que logra descifrarlo: Claudia Tiedemann.
Por otro lado, las ideas Nietzsche abordadas en la serie también resuenan fuertemente: tragedia, nihilismo, verdad, mentira, etc. En Dark los personajes asumen que la vida está atravesada por la tragedia y el sufrimiento, ya que al final de todos los caminos siempre está la muerte, propia o de sus seres queridos. Pero lo más importante es la teoría del “eterno retorno” que hace referencia a la idea de que una persona ya ha existido y que el camino que está recorriendo ya lo ha recorrido. Para Nietzsche, como retoma Dark, los caminos rectos no existen, la verdad es curva y, así, el tiempo mismo es un círculo. Pero si las personas se vuelven capaces de pensar más allá de lo que se percibe en el momento, la concepción del tiempo se rompe, y al ver cada momento como único se puede generar un poder trasformador. Los personaje de Dark piensan que pueden luchar para transformar la historia; y de hecho pueden pero no de la forma que ellos creen.
En Dark la historia se repite en todas las líneas argumentales, hay un destino inamovible. Por eso, el modo de resolver la última temporada es tan acertado: no podría haber otra salida posible más que volver a la triqueta del comienzo; pero esta vez no interpelando al tiempo, sino al espacio. Tres temporadas, tres vidas, tres tiempos, tres mundos posibles, la dialéctica hegeliana dominando la escena. Introducir la filosofía y los principios de la física en una serie fue una apuesta jugada por parte de los creadores, ya que exigió un espectador reflexivo, un público que salga del mero consumo para el entretenimiento. Y ese público dedicado tuvo su recompensa con un final donde se cerraron todos los argumentos, donde nada quedó sin explicar. Aciertos narrativos que fueron acompañados por una imagen fuerte: una fotografía impecable, una iluminación y paleta de colores dramática y un soundtrack acorde con el clima tétrico de Winden. Todo encaja bien en Dark: la técnica, la narración y las ciencias le dan forma a una de las series más complejas de los últimos tiempos.
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